El camión de mudanzas ya se ha marchado, ¿Cómo serán los nuevos vecinos? ¿tendrán niños de la edad de nuestros hijos? – piensa el señor Roger Atwood mientras se toma su café de la tarde asomado a la ventana de la cocina.
Mientras deja la taza vacía en el fregadero se oye llegar un coche, se detiene donde antes había estado el camión. De él sale un niño de unos once años, de la edad de Michael más o menos, seguro que se hacen amigos; a continuación, sale una chica de unos quince años con una larga y rizada melena, Roger sonríe, puede hacer buenas migas con Anne. La señora que sale del asiento del copiloto tendrá alrededor de cuarenta años, tiene una melena muy lisa y lleva un bonito vestido verde por debajo de la rodilla, sencilla a la par que elegante. Por último, del lado del conductor sale el que parece ser el padre de familia, un hombre con pantalón de traje y camisa, de la edad más o menos que su esposa, con un buen corte de pelo y gafas.
Es una familia afroamericana, pero al señor Roger eso no le importa lo más mínimo, desde pequeño se ha llevado bien con ellos y su mejor amigo y padrino de su hijo Sam, también lo es. Lo que no sabe es cómo se comportarán los estirados de los Johnson, Jack presume cuando lleva dos copas de más de que su abuelo fue uno de los fundadores del Ku Klus Klan y, por desgracia, los nuevos vecinos viven al lado de los Johnson. Quizás tenga que tomar partido por una de las dos familias.
¡Martha, han venido los nuevos vecinos! vamos a darle la bienvenida, me alegro de que una familia afroamericana venga a vivir a nuestro barrio.
Me ha encantado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes
Buen relato.