Mi padre nos había pedido que fuéramos a cuidar la viña por la tarde a mi hermano menor y a mí. Recoger los racimos desechados de la vendimia era labor para chicos y yo ya no era ningún crío. Pero si que es verdad que mi hermano menor era todavía muy pequeño para ir solo. Había peligros que acechaban al atardecer, los zorros y lobos bajaban a los manantiales a beber y si de paso podían cazar algo para alimentarse, eso que se llevaban. Y yo no iba a dejar que cazaran a mi hermanito y se alimentaran de él.
Bajamos por el camino del barranco a la viña y ahí estuvimos dos horas hasta que se hizo de noche. De pronto, cuando íbamos a dar mano para volver a casa vimos un incendio y gritos como de pelea detrás del guardaviñas. Le dije a mi hermano que se fuera a casa corriendo para evitar peligros, pero yo, movido por la curiosidad, no pude más que acercarme. Cuando bordeé la vieja caseta vi a lo que me pareció un borracho bromista con fuego alrededor en los matorrales. “Alguien ha querido gastarnos una broma y asustarnos, me dije”. Pero yo no iba a asustarme por alguien vestido como de soldado íbero con lanza, falcata y todo el atuendo.
Como se dio cuenta de que le ignoré completamente y me iba por el camino de vuelta, me dijo:
—¿Acaso no me tienes miedo, pequeño? —inquirió con voz profunda.
—Ni gota — respondí yo con aire vehemente.
—Muy bien, mozo, eso es todo lo que quería oír — aprobó el borracho.
—Verdaderamente, los borrachos de mi pueblo no asustarían ni a una oveja descarriada— me dije mientras subía la cuesta de vuelta al pueblo.
Enhorabuena
Saludos Insurgentes.
Antes de nada, me disculparé por si al dar mi opinión resulta en respuesta de ella un gesto de desaprobación.
Considero que podrías haber redactado mejor el relato, es decir, puntualizar y detallar más en el final para que el texto hubiera estado más completo, ya que el final parece haberse quedado a medias, inacabado o resumido en exceso.
Le hubiera concedido más peso al diálogo indirecto para no haber andado tan justo con el desenlace.
Espero que no me tomes a mal la opinión.
Saludos cordiales.
Fonseca.