«Olor a madera y tinta.»

He soñado desde pequeña visitar Ureña, ese pequeño pueblo del que veía el cartel siempre que íbamos León y que en los viajes siempre preguntaba los mismo: "qué sitio era ese", a lo que siempre me respondían lo mismo: "un pueblo dedicado a las librerías" y me pasaba el resto del viaje deseando parar y verlo y a lo mejor llevarme un par de libros de alguna de esas librerías de tradición ancestral.
Han pasado muchos años desde que viajaba con mis padres, ahora hago esa misma ruta sola. Y hoy he decidido que va a ser ese día con el que soñaba. Por fin voy a conocer el lugar y llevarme unos cuantos libros.
Me recorrí la calle entera una vez hacia bajo, y mientras volvía decidí entrar en una de las tiendas. Abrí la puerta y la campanita sonó , el calor de la tienda junto con miles de olores y sensaciones me golpearon desde el momento en que la puerta se cerró y la campanita dejo de sonar. Los pasillos eran todos iguales, estanterías de madera casi hasta el techo, lo único que hacia que fueran así eran las cajas de pedidos que formaban precisamente esa ultima fila. En cada pasillo había una escalera que se podía desplazar y podías llegar a casi cualquier parte.
Me recorrí la librería entera, estuve allí por horas, había tanto que escoger... pero me había prometido que solo me llevaría cinco libros escogidos cuidadosamente.