Sin duda el 31 de octubre es una fecha inolvidable para la humanidad sin importar el lugar del mundo en donde te encuentres. Esta fecha ha tenido un significado desde tiempos inmemoriales y sin duda yo no soy la excepción, solo me diferencio de la humanidad al recordar ese día como el momento en el cual deje de ser humano, al transformarme en algo nunca visto.
En las frías noches oculto entre las sombras, observando las estrellas me pregunto porque yo me tuve que transformar en esto, hay momentos en los que dudo de mí mismo, ya que el terror que invade mi interior al no poder contener lo que hay dentro de mí me aturde por completo.
Las garras, los colmillos, mi aguda visión, la fuerza sobrehumana, la velocidad de mis movimientos, todo esto me da tanto poder que es difícil tener que vivir en la oscuridad, apartado por completo de la sociedad, tener que reprimirme el instinto porque el menor descuido causara la muerte de alguien.
Al observar la maldad que se perpetua de distintas maneras cada noche por parte de los seres humanos, me recuerda la noche en la cual ese asqueroso dios me dio este aspecto, quitándome todo lo que alguna vez fui o deseé ser.
Hasta el día de hoy maldigo y deseo matar a ese malévolo dios que me lo quito todo, pero mi sed de venganza no impeque que ronde por las noches tratando de traer un poco de justicia a mi ciudad, atacando a los malvados humanos que afectan la tranquilidad de las personas inocentes.
Yo no sigo las reglas de la sociedad o de los héroes, solamente sigo mi propio concepto de justicia, porque hay ciertos tipos de maldad que solo serán salvados si son asesinados.

