Éste se cree que me chupo el dedo. Dos mil años muertos y sigue presumiendo de su espada. A ver, listo, ¿dónde está esa espada? Que todos sabemos que esa maravilla que te han puesto en la vitrina ni era tuya ni la habrías sabido usar. Al menos a mi me enterraron con mis herramientas. Herrero, sí, y a mucha honra. Tanto uniforme y tanto orgullo, pero mi martillo pudo con tu cabeza.
Ya está aquí otra vez. Viene haciendo gestos y riéndose de unos chicos. Qué pesado. Bueno, la verdad es que el casco ese tiene su gracia. ¿Cómo va a taparle el sol si lleva la visera apuntando al cielo? ¿Y qué es eso que llevan pintado en la túnica? ¿Son piñas?
Los chavales han preguntado por la cafetería. La posadera va a contestar. Ay, que lo va a decir. ¡Lo va a decir! «Pasillo V». ¡Si! ¡V! Jajaja, para Augusto, por favor.
No lo aguanto, pero me parto con este tío.