«Revolviéndome en la tumba»

Revolviéndome en mi tumba me hallo tras presenciar tal sabotaje. Que espectáculo tan bochornoso, jamás habría podido imaginar cosa igual... Esa panda de chusmas, traficantes de arte, seres horribles y despreciables carecientes de todo tipo de principios, honradez, moral o ética. Instituciones, museos, marchantes de arte, empresas literarias... Todos ellos apoderándose de mis creaciones para su beneficio propio. Yo que morí solo y pobre... Sin vender un mísero cuadro, sin publicar un solo poema. Poemas que casi nadie llegó a leer antes de mi muerte, y los pocos que los leyeron solo me dijeron que carecía de talento. Ahora esa panda de hijos de perra se hacían ricos a mi costa. Los museos atrayendo a turistas con mis manuscritos, mis pinturas, los retratos de mi madre, sus vestidos, sus joyas... Editoriales publicando libros con mis poemas... Gente que vendían mis cuadros en subastas por millones... ¡Qué barbaridad! solo después de muerto valoran tu trabajo... Pero lo que más me revienta es que comercialicen con mi nombre, se adueñan de mi trabajo unos cuantos para su beneficio propio. ¿Dónde estaban cuando yo a penas tenía algo que llevarme a la boca? ¿Cuándo la miseria me rodeaba? Que irónico yo que pasé prácticamente toda mi vida solo entre mis poemas tristes y mis cuadros y decadentes... Ahora esos mierdas habían decidido que todo ese material era bueno, ahora sí... Quizás ni pensaran eso, simplemente lo que piensan es sacar tajada.