Llegó el día. Iba de nuevo a casa de mi tía a pasar una parte de mis vacaciones. Aunque en este caso iban a ser distintas porque había suspendido dos asignaturas. La condición que me habían puesto mis padres para poder irme con Aru era que estudiara. Ella era muy viajera, por eso no me extrañó que no nos cogiera el teléfono el día antes de mi llegada.
El taxi me deja en su puerta. Llamo al timbre y nadie me responde. Entro y después de dar una vuelta por la casa me percato de una nota que me ha dejado: “Estaré fuera poco tiempo, pero tienes todo lo que necesitas en casa para pasar unos días. Te dejo la dirección de la biblioteca para que puedas ir a estudiar”
La dirección no es la correcta y no hay nadie en la calle a la que pueda preguntar. Estoy caminando sola por el pueblo y eso me inquieta. Vuelvo a casa para asegurarme que los datos son los que yo había memorizado. Sí, sí que lo son. De nuevo vuelvo a salir y sigo sin encontrar la biblioteca ni a nadie a quien le pueda preguntar.
Vuelvo a casa y estudio durante todo el día con un silencio que me llega a inquietar. Decido llamar a mis padres. No hay cobertura. Me encierro en la habitación. No consigo dormir. Me voy al dormitorio de mi tía. Sobre su mesilla hay un periódico que dice: “Los habitantes del pueblo costero Cova han decidido poner fin a sus vidas. El motivo aún se desconoce aunque la policía piensa que una secta encabezada por Aurora Montes Carrillo puede haber sido el desencadenante de la desaparición de todos sus habitantes. Fecha: 12/12/2021”.
Lo estoy leyendo hoy, un 14 de febrero de 2022.
La protagonista tuvo valentía! Je, je, je...
Me ha gustado.
Saludos Insurgentes