–Luis, pase lo que pase siempre seremos amigos, ¿no?
–Ni lo dudes, nada podrá con nosotros.
–Unidos para siempre. –se dijeron sellando su pacto con un gran apretón de manos.
Los años pasaron tímidamente, pero los ideales cambiaron también velozmente. Ambos luchaban en bandos opuestos y por victorias diferentes. En diversos momentos se vieron las caras pero en sus ojos no quedaba ni rastro de esa amistad que antaño fue inquebrantable, solo odio parecían albergar.
Tras unos meses de duros enfrentamientos Miguel fue detenido junto con el resto de sus camaradas y fueron llevados a los calabozos sin juicio previo. Los gritos retumbaban por las desiertas calles mientras los metían a golpes en los furgones.
Al amanecer, cubriendo sus cabezas fueron llevados a un bosque donde les pusieron en fila quitándoles las capuchas.
–Cargar. –dijo el sargento.
Al levantar la cabeza, Luis vio en la esquina a Miguel, su amigo que cantaba una canción de su infancia junto a sus compañeros.
–Apunten.
–Miguel lo siento. –dijo para él mientras una lágrima caía por su mejilla.
–Disparen.
–Amigos para siempre. –grito al aire Luis al recibir la rafaja funesta.
Segundos después, Miguel cayó de rodillas en el barro mirando a Luis llacer en el suelo y dijo PARA SIEMPRE.
Historia muy emotiva.
Saludos Insurgentes