— Sopla las velas papá, ¡no olvides pedir un deseo!
— A mis setenta y cinco años sólo quiero veros sin ninguna necesidad...Lara tú ya estás encaminada...esa criatura que has traído al mundo es toda una bendición. Y tú María...ojalá se serene un poco la situación laboral y prosperes, ¡que ya son treinta y cinco los que llevas a tus espaldas y me cuesta ver tu futuro claro!
—Venga cariño, sopla las velas y deja de renegar que tu hija ya es mayorcita para decidir su futuro— su esposa interrumpe su discurso anual.
—¡Sí! ¡De hecho he decidido que voy a dedicarme a escribir!
—¡Vaya! Enciende las velas otra vez que no han entendido mi deseo, ¡por Dios! —el anciano vuelve a pronunciarse.
—¿Qué no entiendes papá? Llevo toda la vida atándome a contratos eventuales…
—¡Y qué esperabas! Ingeniera de caminos...caminos y carreteras llevan toda la vida creándose y ¿pretendes llegar tú e innovar?…¡Y ahora con lo de escribir!...¡pero si está todo escrito ya!
—Eso no es cierto, todo el mundo lee…—María intenta defender su propuesta.
—¡Discrepo vida mía! ¿Cuándo pensabas decírmelo?—Ataca incrédulo su novio.
—¿Ese es el problema? ¿Que no os he informado antes?
—Bueno y que no tienes experiencia, que tienes treinta y cinco años sin nada en tu currículum...bueno sí hiciste un cursito de redacción de artículos de actualidad en la universidad, ¿no?—su hermana Lara añadiendo un tono sarcástico.
—Te equivocas hermanita: “lo tengo todo anotado”; mientras tú decidías sobre qué clínica elegir para llevar a cabo tu proyecto de ser mamá me dediqué a escribir una novela.
—¿Y bien?, ya les has dicho que tienes que ir a Alemania a recoger el primer premio, querida?— La abuela en el sillón bordando con su sordera.
Considero que, salvo ese apunte y ver escritos los números en su forma cifrada y no escrita es algo que me chirría un poco, pero supongo que son costumbres propias 😅.
¿Un relato que proyecta matices autobiográficos?
Buen relato. Queda votado.