Querido jefe. Si está leyendo esto sus expertos en finanzas le dijeron que la empresa solo durará un par de días antes de desplomarse, por lo cual estará esculcando en mis cosas para poder encontrarme y recuperar el dinero.
Para su mala fortuna todas las cosas que encontrara en mi oficina son nuevas, compradas con una pequeña fracción del dinero de la empresa, tampoco intente ir a mi casa, ya que esta se encontrara llena de cajas de cartón vacías, sin ninguna pista de mi paradero.
Si trata de comunicarse con alguno de mis familiares, amigos o vecinos, solo perderá el poco tiempo que tiene para disfrutar de su antiguo estilo de vida, antes de caer en una miseria de la cual le será imposible recuperarte en esta vida o en la otra.
Se que estarás leyendo esta carta desesperadamente, bebiendo un trago del licor mas fuerte que tienes guardado en tu oficina, maldiciéndome sin descanso al mismo tiempo que arrugas esta carta todo lo que puedes para quitar la frustración y el dolor que se acumula en tu pecho, mientras que te preguntas ¿Por qué lo hice?
La verdad nunca me importo de donde provenía todo el dinero que ingresaba a la empresa, después de todo un buen sueldo cautivaría a la mayoría, pero tu forma tranquila de manejar las situaciones que desquiciaban a la mayoría, la elegancia en tu manera de hablar y tu sola presencia me cautivo.
Aun recuerdo la noche en la cual te dije lo que sentía en la azotea de la empresa y amanecimos juntos al día siguiente, después de eso los demás días fueron mágicos, pero el sueño tenia que terminar en algún momento, lastimosamente fue cuando yo no fui suficiente para ti.
Siempre seré tuya, Aunque me odies toda tu vida
Saludos Insurgentes.