Buenos días Doña Lola.
Le mando esta postal desde una pequeña isla remota del Pacífico Sur, aquí el correo va bastante mal con lo que cuando le llegue, lo más posible es que ya se haya cagado en la madre que me parió, porque tengo todas las facturas sin terminar encima de la mesa de mi oficina, y no me localiza por ningún sitio.
No se moleste, no voy a volver. Aquí he encontrado la verdadera felicidad, sin apenas poseer nada, pero con lo imprescindible para vivir
No me falta el agua, la comida, un techo donde donde vivir y trabajo ayudando a los lugareños a hacer trueque con sus productos caseros. Aquí el dinero se usa poco y los relojes no existen. Se come cuando se tiene hambre y se duerme cuando se tiene sueño.
Por ello señora Lola, me despido de su mal genio,del estrés y ¡de los malditos tacones que me hacía llevar para ir a trabajar! Aquí voy casi todo el día descalza. Han sido muchos años a su lado de secretaria,de camarera,de chica de los recados... Estas vacaciones me han cambiado por completo.
Así que, por favor, ruego que me envíe el finiquito al número de cuenta que le mando, que aquí no se usa mucho el dinero pero yo me voy a hacer una piscina que van a alucinar.
Atentamente. Su ex secretaria.
Malena Arcos
Me ha encantado, explícita y clarividente, enhorabuena.
Saludos Insurgentes.
En esa parte asoma su antiguo yo nuevamente. Al menos, es lo que interpreto.
Buen relato. Votado.
Mi relato lleva el mismo tono y es parecido, pero tuyo es más divertido aún. Me gusta mucho.
Felicidades.