«Carta sin enviar»

Hola ¿Sigues enfadada? Estoy resentido desde aquella noche. Por eso ya no llego a tu casa. Tú para mí eres muy importante, te aprecio, te tengo mucho cariño. Pero pienso que me odias, que te molesto con mi presencia. Quizás es culpa mía, quizás soy pesado… pero me gusta estar cerca de ti y que me cuentes tus cosas. Aquella noche todo iba sobre ruedas, tú me pediste que me quedara. Yo te pregunté que si colocaste el cuadro de Jesucristo encima del sofá para qué te protegiera, tú pensaste que me burlaba de ti. Y sabes que siempre he respetado tus creencias. Me dijiste que había demonios en la casa porque se oían ruidos, a lo que yo te contesté que serían ratones. Luego me preguntaste como podrías ganar mucho dinero. «Ve a un casting para actriz o cantante, seguro que te cogen» contesté. Bromeando dijiste «sí, porno» y yo dije sonriendo «bueno, si quieres, pero no… eso mejor que no». Ahora he descubierto un casting, aquí cerca. Me gustaría que vinieras conmigo. A lo mejor nos cogen para algo… a ti seguro que te cogen. Aunque no sé… me rayo, porque pienso que vas a pasar de mí. Aquella noche cuando me explicaste que tu novio te había dicho por videollamada que tú le habías invocado al demonio en una de vuestras peleas, porque en su piso también había fenómenos extraños. Cuando yo me puse a grabarnos mientras te explicaba, como ejemplo, que solo salíamos nosotros en la pantalla y alrededor puede haber cualquiera tirando cosas, seguro que su compañero de piso estaba allí formando alboroto. Te enfadaste porque estaba grabándonos, solo quería tener un recuerdo juntos, empezaste a gritar y a recriminarme que tenía más fotos tuyas, pensaba que éramos amigos, pero para ti no somos nada…