La sensualidad de una mujer dando de comer a un hombre sediento de todo placer es lo que hace bailar a Flavia. La danza romana se agita con cada bocado, las esclavas alzan las copas y dan de beber a sus próximas víctimas. La Dama ha elegido, la esclava guía al favorito hasta el altar donde le espera el ritual. Empieza el banquete de la diosa, con sus labios logra enmudecer al ahora preso de su propia muerte, la daga atraviesa su aorta dejando brotar un río bermellón. Toma su elixir de pasión sin soltar la cabellera de su amante. Las esclavas retoman la danza enfilando a sus presas hacia el primero de los baños termales. El escenario es testigo del placer llevado al límite entre mortales y divinidades...
“En la vigilia de Todos los Santos las aguas brillan rojizas, sólo se admite un número máximo de tres hombres. Todos ellos vestidos con una túnica roja y cegados por una venda del mismo color. Acceder a las Termas Romanas de la Edeta es toda una honra para los gladiadores supervivientes que llegan a cuentagotas de la guerra.”
—Frente a las ruinas nos encontramos deseando recrear las escenas de pasión y lujuria que vieron aquellos hombres. Venimos a inmortalizar a una diosa: Dama Flavia, hija del Rey Aulus, era una mujer bien dotada con curvas que atentaban contra la salud humana. Sus dorados y ondulados cabellos hacían de ella el ser más venerado entre los romanos del territorio. Pese a su juventud, jugaba a ser la diosa de los guerreros que volvían de las batallas. Organizaba circuitos en sus baños termales dotados de aguas curativas de las fuentes de San Vicente.
—¡Oh Dama Flavia! Cedemos nuestros cuerpos a tu naturaleza divina. Sana nuestra alma con tus aguas. Juntemos nuestras copas, ella acudirá…
Un susurro…
—...venid...
Muy bueno, enhorabuena.
Saludos Insurgentes.
Votado queda el relato.
😉👍🏼