«Dolor»

Querida yo del pasado: 
El tiempo se difumina a mi alrededor cuando rememoro las perlas de tristeza que se escapaban furtivamente de mis mejillas cuando la veía. Sus ojos, idos y carentes de compasión, se posaban en mí como los de una bestia enajenada.
Sé que te preguntas: «¿Por qué a mí?». Tus pies trastabillaban por la escalera de mármol, aterrada ante la terrible visión de esa mujer que te había engendrado. Sé que no comprendías su dolor, es demasiado complejo.
Mi dulce niña inocente, la mente es la más hermosa y horripilante herramienta del ser humano y, en cuestión de horrores, la tuya no tiene rival. ¿Es realmente la sociedad la que te volvió así, esa espantosa enfermedad que trastornó a tu madre, o fue tu mente?
Yo, por desgracia, no tengo la respuesta para ti. Aún no soy capaz de lidiar a la perfección con mis demonios pero... sí puedo asegurarte una cosa; es mejor el llanto al vacío absoluto. Esa sensación, por llamarla de alguna manera, es lo más aterrador que un mortal puede experimentar. Es un monstruo que te devora por dentro y te pudre sin compasión.
Por ello, mi único consejo es que te aferres a la esperanza. Usa tu imaginativa mente para algo que llene ese vacío. Jamás te permitas perder la ilusión, por más que todo lo que te rodee sea dolor. Ama, llora, ríe, sufre... más no dejes que el dolor supere a las demás emociones. Esto es la esencia de la vida. Ese es el camino que debes seguir; debes ser fuerte.