Rebeca Martín Diosdado

«EL VIAJE QUE NOS CAMBIÓ»

995 palabras
8 minutos
40 lecturas
Reto creativo «Historias de verano»
El viaje que no sale como esperabas. Siempre puede ocurrir. Una inesperada sucesión de desastres o un acontecimiento especial que lo cambia todo. Cuenta uno de estos viajes.
Me fascina ver tus ojos color miel reflejándose en el cristal de la ventanilla del coche. Apenas llego a percibir la curvatura de tu sonrisa en el perfil de tu cara, pero sé que estás sonriendo cada vez que ves algo en el paisaje que te llama la atención: esos castillos y esos puentes romanos a medio derruir que nos vamos encontrando por el camino, esas montañas que a lo lejos se difuminan con colores más sombríos a la espalda de las más cercanas con un verde espectacular, esas nubes algodonadas que tan divertidamente nos llevan hacia un precioso atardecer y que tengo la suerte de contemplarlo contigo.

Desde que nos conocemos nunca hemos hecho un viaje tan largo, solos tú y yo, pero por fin es el momento de enseñarte lo que significa para mi ese lugar al que viajamos, porque después de cinco largos y esperados años, me atrevo a hacerlo. Me acerco al lugar en el que guardo con añoranza mi secreto más preciado.
Es un pueblecito pequeño situado a la falda de una sierra y rodeado de montes llenos de olivos, que a su vez colinda con un río manso, que en los veranos más secos dejan ver un diminuto puente de la época romana. Un rincón de una tierra que me vio nacer hace tres décadas, donde crecí feliz y me abrazaba a inviernos fríos y primaveras con olor a cerezos en flor.

Me quedo observándote kilómetro tras kilómetro y noto con más intensidad cómo me palpita el corazón, sabiendo que el tuyo palpita nervioso, pero no de la misma manera. Por desgracia no has viajado mucho. Tu madre pasó por una época difícil; creciste sin padre, esa figura que se encarga de enseñarte una parte del mundo, con el que vivir mil aventuras e idolatrar como tu gran héroe de carne y hueso. La verdad es que nunca me hablas de ello, pero yo lo noto, y eres admirable por no mostrar ni un ápice esa carencia. 

Hoy es el último sábado de agosto y un tanto especial para la vida de este jaranero pueblo. Es el día grande de sus fiestas veraniegas, en la que se despiden de la temporada tórrida y celebran con una verbena el comienzo de la cosecha de la aceituna, pidiendo así por un otoño próspero y fértil para sus campos. 

Llegamos a una casita rural a las afueras, en la que las paredes empedradas nos indican que son aislantes del frío helador de sus inviernos y del calor asfixiante de sus veranos. Nuestra habitación decorada de manera rústica es íntima y confortable. Las ventanas están ubicadas de cara al río, que, si no recuerdo mal, nunca había llevado tanto caudal de agua para esta época del año. Después de un divertido baño de jabón y una degustación típica de su gastronomía local en el bar del hospedaje; en la que no podía faltar el pestorejo extremeño, la morcilla patatera y las aceitunas, decidimos poner rumbo a la verbena en la plaza del pueblo, siendo ésta el corazón del casco histórico.

 Por el camino voy enseñándote todos los rincones que siendo niña recorría con mi bicicleta, o con los patines, si ese día perdía a piedra- papel -tijera contra mi mejor amiga, porque no hay tiempo que pase que pueda romper lo más honesto que conservo en esta pequeña localidad: una inquebrantable amistad de toda la vida. 

Paseamos por estas estrechas calles de fachadas pintadas con colores claros y suelos con adoquines granallados, perfectos para no resbalar en esos días lluviosos en los que salir a por el pan es toda una heroicidad. Anécdotas de esos días hay cientos: vecinas haciendo malabares con el paraguas, la compra y toquilla de lana al cuello, abuelitas con bolsa de plástico cual gorro improvisado, y la mejor de todas, mi madre, ese ser de otro mundo que dejaba que el agua mojara su pelo y aun chorreando seguía estando perfecta. 

Subimos por la calle que llega a la plaza y la atmósfera ya huele a churros con chocolate mezclado con la pólvora de los petardos, esos con los que a los jovenzuelos les gusta tanto entretenerse entre pandillas. Un poco más arriba se presenta el olor a hierbabuena y dama de noche, fragancias veraniegas que me arropan en silencio, que fueron testigo de vivencias que recién se arremolinan en mi mente y me transportan a esos momentos de mi pasado. 

La orquesta está comenzando y la música alborota cada esquina. El vibrante sonido de un solo de saxo me eriza la piel, una sensación que hacía tiempo no tenía y recordaba en lo más profundo de mis pensamientos, y que ya sentía muy lejos. 
Te miro y sonríes emocionado. Nunca has visto algo así, y es que criarse en una ciudad es lo que tiene, te pierdes muchas de las cosas que se viven en los pueblos; vivencias imborrables. 
Te agarro fuerte la mano, me miras con tus grandes ojos avellanados y tu pelo negro encaracolado tapándote la frente, y pienso en que jamás te voy a soltar.

Llegamos a la plaza y las luces de colores inundan un escenario que hacía años no veía, otra vez más vuelven destellos agolpados de recuerdos a mi memoria del último año que estuve, ahora sé que son imposibles de borrar, aunque intenté borrarlos de mil maneras diferentes. Veo como el sonido de la música te anima y comienzas a contonear tu cuerpecito, y ríes, te carcajeas como nunca lo habías hecho.

—Cariño, ¿ves al hombre que toca ese instrumento tan raro? Toca bien, ¿verdad? —me miras y afirmas con un leve gesto —Sigue sonriendo mi pequeño, él es tu papá y tampoco sabe quién eres, pero hoy os conoceréis por fin.

Una lágrima valiente, como lo he sido yo durante este enternecedor viaje, resbala por mi cara, es la primera vez en cinco años que lo digo en voz alta y ya no lucho por reprimirlo en mi interior.
Rebeca Martín Diosdado
Soñadora incansable, perseguidora de palabras, creadora de historias increíbles.
Miembro desde hace 2 años.
48 historias publicadas.

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Carmen Domingo Sanchez
01 jun, 16:35 h
Conmovedora !!!
Rebeca Martín Diosdado
01 jun, 20:42 h
Gracias bonita, me alegro que te haya gustado 👏🏻
Chuso Garcia
02 jun, 11:26 h
Gran historia, tanto detalle me ha llevado a la primera vez que fui con mi mujer a ver el pueblo de sus padres, también extremeño.
Rebeca Martín Diosdado
02 jun, 13:26 h
Muchas gracias!! Extremadura es tann especial 🤗
Yolibreandohistorias
02 jun, 11:30 h
Uno de los relatos más bonitos que he leído hasta ahora. es impresionante el giro final y como te teletransporta al lugar que nos cuenta. Precioso
Rebeca Martín Diosdado
02 jun, 13:26 h
Muchas gracias!! Esa era la intención 😉
elinsurgentecalleja
03 jun, 13:02 h
Preciosa historia Rebeca, es un placer volver a leerte por estos lares.
Bendita infancia y adolescencia de pueblo, el giro final es brutal.
Enhorabuena!
Saludos Insurgentes
Rebeca Martín Diosdado
04 jun, 16:05 h
Muchas gracias Compi, me alegro que te haya gustado!! Saludos!! 🤗
Karmen Rubio
05 jun, 15:01 h
Bonita historia. Me he transportado a pueblos extremeños, zona del Valle del Jerte quizá, no se. 👏👏👏
Rebeca Martín Diosdado
15 jun, 07:45 h
Gracias por tu comentario Karmen!! Cerquita cerquita del Valle 😉
Mila Clemente
06 jun, 00:38 h
Precioso relato Rebeca. Me he imaginado llegando a ese pueblo oliendo a jara y cerezo. Y he saboreado hasta la patatera... 😆
Enhorabuena me ha encantado.
Rebeca Martín Diosdado
15 jun, 07:46 h
Mila como sabes que la flor de Extremadura es la jara sin haberla mencionado... Me encanta leer estas cosas 🤗 graciasss
Roberto Bastida Mora
06 jun, 15:39 h
Con sorpresa final, como me gusta. Buen trabajo!! 👏👏
Rebeca Martín Diosdado
15 jun, 07:47 h
Gracias Compi!! Y más viniendo de tiii 👏🏻👏🏻👏🏻
Mikel M
09 jun, 08:03 h
Narración súper descriptiva y con giro final.
¿Qué más se puede pedir?
Te ha quedado genial, Rebeca
Rebeca Martín Diosdado
15 jun, 07:48 h
Graciass Compi!! ainss que gusto que me dejéis comentarios los de la élite jijiji 🥰
Miquel Quetglas (Maiky Forrester)
13 jun, 14:17 h
¡Aiba ese final! Muy bueno Rebeca: "criarse en una ciudad es lo que tiene" :)
Rebeca Martín Diosdado
15 jun, 07:49 h
Miquel gracias!! Como me alegro de leer un comentario tuyo 👏🏻👏🏻👏🏻
María Aguilar
14 jun, 16:24 h
Preciosa historia y que gran final inesperado. Felicidades Rebeca
Rebeca Martín Diosdado
15 jun, 07:51 h
Gracias por tu comentario Maria!!
Yo soy de dar ese toque final a mis historias, me encanta que te haya gustado 🤗
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