«Escuece»

Escuece. No recordaba que la crema lo hiciese pero también es verdad que llevaba un año en el cajón. Me la dio Luisa. De fabricación casera y según los biorritmos de ese momento en la tierra. No sabía muy bien porque la había cogido como crema solar pues algo me comentó de tener cuidado con lo que tocaba.
Aquí estoy en la playa con el ungüento por todo el cuerpo y con un picor de mil demonios.
Luisa es mi mejor amiga de la infancia. Arqueóloga de profesión, ha recorrido todo el mundo realizando excavaciones y encontrando enseres de diversa índole.
Mi sombrero me salva la cara, debo de estar como un tomate por el calor que estoy sintiendo. Por suerte estoy sola en la playa y nadie me ve.
Abro los ojos y efectivamente ¡¡no me veo!!
Siento mi mano y mis dedos pero no los veo. Lo mismo pasa con el resto de mi cuerpo. Alucino con lo que no veo. Mi bañador se encuentra suspendido en el aire. Ya no tapa nada que no pueda verse, porque de hecho no se ve nada.
Luisa está preparando el ungüento según las instrucciones de una inscripción recuperada en una de sus excavaciones. Le ha costado un tiempo considerable encontrar todos los ingredientes. Lo probará esta tarde con Martina su amiga de la infancia. No cree que sea peligrosa a pesar de no haber conseguido descifrar completamente la inscripción.
Según sus pesquisas viene a decir " para proteger de DiosRa no tocar "
En realidad quería decir " para protegidos del dios Ra, no tocar".
Al anochecer Martina se materializó de nuevo. Se acostó y pensó que había sufrido un golpe de calor. Al despertar seguía invisible.
Desde ese día Luisa tiene su ente particular en cada excavación. Es Martina.