«La fiesta de las lágrimas (cap 3 - final)»

Ya vino Antanas? -pregunta el druida. 
-Todavía no señor, responde la madre del niño, quien parece estar físicamente bien.
El es nuestra única esperanza para cortar está maldición de los wicca. Si cumplimos lo que Epona le pidió, de  ofrecerle la "fruta sagrada" en sacrificio esta noche de año nuevo entonces todo volverá a ser como antes.
Mientras el druida cavila, el niño en en el bosque está frente a un lago cristalino de donde coge un extraño seto de entre los pétalos de una flor acuática. Observa el cielo y nota que ya está oscureciendo. De inmediato el suelo empieza a temblar. Ve que en medio del camino sobresalen cadáveres que parecen volver a la vida los cuales le intentan atacar.
En el pueblo ya han encendido la llamarada de sacrificios, sin embargo allí también están los cadáveres atacando.
-Como desde hace un año... Siempre puntuales -dice un pueblerino mientras ahuyenta con una antorcha junto al resto a los zombis. 
Antanas está rodeado por los muertos, cuando de repente aparece Epona salvando y llevándolo en sus lomos. Al llegar al lugar de la liturgia, de inmediato el niño corre a la mesa de sacrificio y luego de poner el raro seto, por un momento se queda quieto voltea hacia atrás y mira a Epona. Ésta asiente la cabeza. Entonces el chico mete su mano a su pecho y algo brilla... . Estupefactos observan lentamente el druida, su madre y toda la gente. 
-Tranquilos... Yo decidí esto -dice el niño mientras recuerda fugazmente lo que Epona le susurró al oído:
"-Y quién pagará por la vida de las madres, padres y niños wicca que tu gente acabó?
-... Yo... Yo. Yo!..."
-Después de todo, solo se necesitaba algo sin tanta importancia como mi corazón...
-dice, mientras lo apuñala.