«La fuerza del amor»

Yazmina había acudido a escondidas al mercado de la seda. No estaba permitido el paso de las mujeres a su interior, eran los hombres los que se ocupaban de llevar a cabo las negociaciones y transacciones del mercado, pero esta vez no se trataba de la compra de una alfombra, era su vida y su futuro lo que estaba en juego. Con su hiyab azul intentaba pasar desapercibida, mimetizándose con los intensos colores de las alfombras, sin dejar de prestar atención a los tratos que se estaban haciendo. Su padre y su hermano habían decidido que ya era hora de buscarle un marido, lo que no sospechaban, era que su corazón ya no le pertenecía.
Había crecido junto a Said, fueron compañeros de juegos y travesuras, más tardes confidentes y amigos, hasta que nació un amor tan grande y puro como los ojos de Said.
El también se encontraba presente en aquel mercado, pero sus motivos estaban muy lejos de el trato que allí se gestaba. De repente, la tez negra de Said palideció, el elegido era un viejo mercader beduino, lo que significaba que Yazmina se tendría que marchar lejos. El la miró de soslayo y la vió agarrada a una columna a punto de caer y ser descubierta. Aunque ambos sabían que jamás podrían estar juntos, la certeza de no volver a verse los sumía en el peor de sus sueños. Entonces hicieron lo único que les dictaba el corazón, huyeron de allí. Said había nacido esclavo, y aunque tan sólo fueran unos minutos, quería saber lo que se sentía siendo libre junto a la mujer que amaba.