«La magia en las alfombras»

“ No entiendo que tienen de especial esas alfombras…”
Pensaba Saúl mientras admiraba aquellas piezas junto a su tío y su padre.
Tenían colores preciosos desde azul cobalto a verde zafiro, pasando por una amplia tonalidad de rojos, algo que no pasó desapercibido para Saúl.

- Papá , no entiendo que tiene de especial estas alfombras para que llevéis tú y el tío esperando este día tanto tiempo - preguntó esperando a que su respuesta calmara su curiosidad.

- Hijo, no son simples hilos entrelazados entre sí, son piezas que cuentan la historia de nuestro pueblo. Apenas tienes 15 años y no lo entenderás, pero ya tendrás tiempo de hacerlo. Para tu madre, esto era pura magia.

La madre de Saúl había fallecido apenas unos meses antes tras una larga enfermedad dejándolos a ambos sin consuelo alguno.

- Tu madre cada año regresaba a la plaza del pueblo a contemplarlas cuando los mercaderes venían de visita al pueblo. Ella se ataviaba con sus mejores galas, para simplemente observarlas puesto que nuestra economía nunca nos permitía comprar alguna alfombra, pero para ella era especial, se conformaba solo con contemplarlas… - su padre no pudo contener la lágrima que caía por su mejilla al recordar a su amada.

- No sabía nada papá… - Saúl se quedó pensando sin poder apartar la vista de una de aquellas alfombras de color marfil, que le había llamado la atención desde que llegó a la plaza.

- ¿Sabes papá? Esa alfombra le hubiera encantado a mamá, tiene su esencia.

Y sacando sus ahorros, que tanto trabajo le había costado juntar, se acercó al mercader y se la compró.

- Pero hijo, ese dinero lo habías juntado para poder comprarte tus cosas.

- Lo sé papá, pero de esta manera un pedacito de mamá estará con nosotros. Su magia.