«La venganza se sirve fría»

El salón donde en breve comenzaría la entrevista se encontraba completo.
Medio mundo quería conocer a la misteriosa escritora que tanto revuelo había armado con su novela.
Por fin el mundo entero la conocería, incluso su verdadero nombre, ya que el libro lo firmaba con un seudónimo.
Natalia sabía que nadie de su familia acudiría, una parte de la misma ya se encontraba en prisión y la otra desaparecidos.
No le importó, de todas formas ella nunca se sintió parte de ellos, su físico tan poco ayudó, había heredado todos los genes de su madre, sus grandes ojos azules y su rubia melena.
Ya habían pasado algunos años desde víspera de Noche Buena reunida toda la familia en la inmensa cocina de la fastuosa mansión que seguía gobernando su abuelo octogenario.
Allí fue ,en medio de toda la locura de mujeres de la familia preparando el menú para la gran noche y las conversaciones entre copas y cigarros de los hombres, ella, sin pedir permiso, anuncio alzando la voz  que ella se dedicaría a escribir, sería escritora.
Por un momento se hizo silencio en la cocina, a nadie pareció importarle demasiado, sólo el abuelo, fue el que la miró fijamente, diciéndole, que ni hablar, las mujeres de su familia no se dedican a esas cosas.
Natalia no rehuyó la dura mirada de aquel hombre, no le daba miedo.
Él fue quien ordenó "sacar" a su madre de esta familia.
A su madre la vio partir una mañana escoltada por dos de sus tíos en un coche negro.
A su padre no lo vio, desapareció, y nadie le dio explicaciones.
Hoy, medio mundo conocía la historia de su familia, sus " negocios", todos los trapos sucios.
Ocupó su sitio para responder las preguntas, empezó diciendo la frase con la que su madre se despidió de ella : " la venganza se sirve fría".