Un último puñado de notas escapó, sin pena ni gloria, de mi maltrecho laúd. Se hizo el silencio. Al otro lado del escenario, los miembros del jurado trataban de asimilar el excéntrico espectáculo que acababan de presenciar. Desde mi posición privilegiada, contemplaba la escena con suma satisfacción. Llegaba mi momento y tenía al público justo donde quería, completamente descolocado.
Tras unos segundos de impasse y, justo en el instante en el que uno de los jueces se disponía a tomar la palabra, dio comienzo el espectáculo.
- Como todos ustedes habrán podido comprobar, ser cantante siempre fue mi sueño.
Una sonora carcajada comenzó a escucharse desde uno de los palcos.
- Sin embargo, no les habrá costado demasiado deducir que todavía disto mucho de ser una gran estrella.
En ese momento, el resto de la sala se contagió de aquella primera risa inocente, que seguía siendo incapaz de contenerse.
- Pero seamos serios. Jamás habría tenido valor de inscribirme en este concurso, si no tuviera muy claro que la magia de los números primos iba a rebosar por cada rincón de este coliseo.
Casi de forma instantánea, las carcajadas se transformaron en murmullo.
- Si no me creen, pregúntense por qué nuestros jueces calzan un 37, un 41 y un 43.
Los jueces asintieron sorprendidos.
- Fíjense en aquel hombre de la esquina. Hoy hace 5 años que le dejó su mujer. Aquel 17 de marzo, pusieron fin a 29 años de matrimonio y 7 de relación.
El hombre despertó inmediatamente de su letargo.
- ¿Y la mujer del jersey rojo de la primera fila? A pesar de tener 31 años, tan sólo lleva 19 euros encima.
La mujer sacó su monedero y lo mostró a las cámaras. ¿Imaginan qué había dentro?
- ¿Quieren algún ejemplo más?
Me gustó mucho👏🏻👏🏻👏🏻
-Siiiiii