Seguramente te sorprenda abrir el buzón y encontrarte con una postal, en lugar de la factura de la luz. Quizás pienses que lo mejor sería que te hubiera escrito un wastsapp o un telegram. Pero que quieres que te diga, siempre fui un romántico y una postal es algo tan palpable y personal, que ninguna app puede superar. Además, para cuando esté en tus manos, estaré ya muy lejos. No quiero que pienses que esto es una despedida, al fin y al cabo, hace mucho tiempo que nos despedimos sin hablar, esperando que llegara el día del próximo café, el próximo cine. Han pasado años, y ese día nunca llegó.
Si hoy te escribo una postal, es para contarte algo importante, algo que ha ocurrido que no debe escapar a tu conocimiento, sé que ahora no ha de importarte, pero a mí sí que lo sepas. Hace tiempo que dejó de importarte lo que me pasara, y no te culpo por ello, al fin y al cabo, encontraste a amigos que te hacían sentir mejor y yo me alegro de que seas feliz.
Pero hoy que parto hacia el lugar en el que seré feliz, he de darte las gracias por haberte alejado de mí. Gracias a eso, he podido volar alto, encontrar el éxito. Me he dado cuenta de que tus consejos, no hacían otra cosa que cortarme las alas, eras una mala influencia. No eres una buena persona, solo te mueve la envidia. Así que, por fin, puedo decirte que he cortado ese hilo invisible que me unía a ti, esa fe ciega que me impedía ver la maldad que inunda tu alma.
Muchas gracias, amigo, por alejarte de mí.
Enhorabuena por el relato. Votado.
Hay que rodearse de gente que sume y no que reste a tu vida.
Buen relato paisano.
Saludos Insurgentes