- ¡Ay mamá! La que se ha liado.
- ¡Cuenta!
- Pues Martita ha dicho que deja sus estudios para ser escritora.
- ¿Escritora? ¿Y qué tendrá que escribir esa atolondrada?
- Don Miguel empezó a gritarle qué de ninguna manera, Doña Zoraida lloraba…
- Como siempre - interrumpió la madre riéndose
- ¡Mamá! Bueno, todo el mundo ha opinado: hasta el novio. Se armó tal pelea que, con la excusa de las bandejas, me escabullí.
- Han animado una cena aburrida.
- ¡Mamá! ¿cómo va Martita a dejar sus estudios y a escribir?
- ¡Ay, mijita! Son ricos. Ella será escritora, pintora o murciélago. Lo que quiera. Su papá seguirá dándole todos sus caprichos. Al galán le importa un bledo: solo está preocupado por emparentar. Don Miguel pagará todo, y comprará una empresa para que le publiquen los libros a Martita.
- Eso es una editorial, mamá.
- Pues una editorial, o tres. Y no pasará nada. No creo que llegue a escribir ni una sola palabra. Da lo mismo. ¿Sabes lo que no da igual?
- ¿Qué mamá?
- Que una universitaria y futura abogada esté aquí perdiendo el tiempo ayudando a su mamá ¿No tienes deberes?
- ¡Mamá! En la universidad no hay deberes, aunque debería estudiar algo…
- Pues vete a trabajar, ya recojo yo.
- Pero mamá, queda mucha loza.
- ¡Y yo la he recogido toda la vida mija! Váyase - dijo dulcemente Rita mientras simulaba una bofetada que por supuesto solo quedó en el gesto.
Una vez en su cuarto, Alicia encendió el ordenador para escribir un par de emails antes de estudiar Derecho Administrativo. Casi sin darse cuenta abrió word, y empezó a escribir:
“Capítulo 1.
Alicia [cambiar nombre] miró desafiante a su padre tras confesar había dejado la universidad para convertirse en escritora. La escena que siguió fue digna de la mejor telenovela, melodramática y cómica.”
Enhorabuena.
Enhorabuena!
Saludos Insurgentes
¡Pero qué tiene está gente contra ser escritor, leñe!
Eugenio, que nos dejen escribir en paz. ¡Hombre ya!