La humanidad lleva décadas, más bien siglos, tratando de cazar a esta horrible criatura. Múltiples nombres se le han otorgado según la región, pero su manera de actuar apenas cambia. Su alimento preferido es la mente humana, y ahí ataca, el lugar más vulnerable ya que... ¿Como te defiendes de algo que no puedes ver?
Las palabras se atoran a medio camino entre tus pensamientos y tus labios. He intentado describirla varias veces y, este terrible mal, responde cambiando de forma y paralizando todos los músculos de mi cuerpo.
He rezado a todos los santos conocidos y a la Virgen María, he realizado la señal de la cruz, incluso he buscado consejo en los sacerdotes más experimentados. Nada funciona. Nadie puede explicarme de dónde viene. Simplemente un día te despiertas con menos fuerza, menos motivación para las tareas más sencillas, menos necesidad de dar explicaciones y de permitir que las palabras fluyan.
Ha atacado a toda mi familia. Los ha impregnado con su malévola presencia. Empezó con mis queridos abuelos, llevándose sus recuerdos y dejando tras de sí una mirada perdida. Luego continuó con mis padres, postrando a mi madre en la cama e infectando a mi padre con un constante estado de alerta. Con un terror a males invisibles y, posiblemente, imaginarios.
Este es el último mensaje que te dejo en el contestador. María, mi querida sobrina... ¿En la medicina este demonio tiene algún nombre? Ahora mismo no me vienen a la mente tales palabras...
Necesito tu ayuda antes de...
Antes de...
Voy a...
Voy a...
Cerrar un momento los ojos... ''
Qué enfermedad tan horrible que lastra tus pensamientos y recuerdos y te deja en el olvido.
Un relato muy bueno.
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes.
Buen relato, Virginia.