La psicóloga me dijo que escribiera a mi yo de hace diez años y… creo que ahora o nunca.
No ha sido fácil recordarte. He necesitado tirar de fotos, cartas y comentarios de conocidos. Preguntar ha sido doloroso.
Por mí mismo, no hubiese hecho el esfuerzo de escribirte; ya, ¿para qué? Pero me gusta pensar que hay múltiples universos paralelos y, en uno de esos, tienes veinticinco años. Es decir, te quedan cuatro meses para que tu vida se vaya al garete. Has terminado el máster y, en breve, te contratará una multinacional. En ese arrebato de poderío, pedirás la mano a la belleza de la facultad, esa por la que todos morirían. Y te dirá que sí, por supuesto; ninguno de tus compañeros había llegado tan alto en tan poco tiempo.
Un día de otoño se organizará una comida con ellos y tú aprovecharás para fardar de cochazo, terminado de estrenar, uno de esos con tantos extras que se necesita tiempo para acostumbrarse. Pero tú nunca llegarás a domesticarlo.
Cerca de un colegio, a una fatídica hora, cientos de niños saldrán despavoridos del claustrofóbico lugar. Tú, que estarás manejando la pantalla táctil con internet, olvidarás atender el entorno y no verás a media docena de estudiantes en mitad de la calzada. No dejarás a ninguno vivo.
Tu castillo de naipes se desmoronará en centésimas de segundo. En tres metros habrás perdido la carrera, la novia, los amigos, la familia y el respeto. De la libertad no hablamos, porque dejaste de tenerla el día que tu padre te dijo que Económicas en lugar de Bellas Artes.
Aquí en la cárcel pronto te montarás al caballo de la heroína y ensombrecerás el dolor. Aun así, el cordón de tu zapatilla te hablará para que te cuelgues del barrote con su ayuda.Que no te cieguen tus buenas cartas.
Muy en tu línea Jose, en abrir y cerrar de ojos, la vida te da un histión y adiós.
Enhorabuena crack.
Saludos Insurgentes
Enhorabuena, compañero.