- Hace unos 10 minutos se me acercó Laura, la directora. Me dijo que intentase destacar más, que si seguía así de tímida me iba a echar-hago una pausa para intentar controlar las lágrimas que quieren salir y continuo.
- A ver si lo entiendo mi amor, tengo que comportarme como el resto de idiotas de este programa, insultando, chillando y pegando como loca, ¿verdad?. Es decir, ¿qué para pagar el alquiler, las deudas y poder alimentarme debo de vender mi alma? - mi voz se rompe y mis ojos se vuelen acuosos. Desde hace ya unos años todo me va de mal en peor: perdí mi empleo, esposo, casa y amigos.
-¿Sabéis que? Ya estoy harta de vivir esta miserable vida. Pase de ser una exitosa periodista a una payasa que vende su dignidad por un sueldo de mierda-. Meto la mano debajo de la minifalda que me obligaron a vestir y saco una navaja mariposa. Las lágrimas que caían al suelo eran por las injusticias de esta vida y por el odio que se me dirigía, pero estaba a punto de ponerle fin.
- Al final te hice caso Laura, he sabido resaltar. Espero que estés orgullosa de mí- digo antes de clavarme la navaja al cuello.