El otro día saliendo del cine al que por primera vez habían ido mis bebés, mis nietos, y yendo en el coche conducido por su madre, me vino un pensamiento atroz. Si teníamos un accidente y me pasaba algo. ¿Quién se iba a preocupar por mí? Nadie más que los que iban conmigo. A mi derecha iba haciendo cosquillas a mi Lynne en la cara. A mi izquierda se las iba haciendo en la pierna al hombre de mi vida. Me importaba bien poco lo demás.
No significa que me diera igual que nos pasara algo. Simplemente que tenía a mi lado todo lo que amo en este mundo y ante eso no hay nada que se interponga. Aunque también puede ayudar una cosa a ser más feliz de lo que soy. Dedicarme a lo que realmente me gusta. ¡Escribir! Y eso es lo que voy a hacer a partir de ahora. Escribir, escribir y escribir. Si a alguien no le gusta lo que plasmo en el papel, estoy convencida de que habrá personas a las que les va a encantar. Y si no es así, yo me siento realizada por hacer lo que siempre he deseado.
Saludos Insurgentes