
Los ojos de la niña aún estaban acostumbrándose a la potente luz de la sala. No había dicho nada desde que O'Riordan y Mitchell la encontraron andando por el arcén de la carretera.
—Me extraña que nadie haya denunciado su desaparación. Tendrá familia, digo yo —comentó O'Riordan.
—La tiene —contestó Mitchell— Mira su disfraz, no le falta detalle. Hasta los zapatos. Cualquier niña llevaría unas deportivas para ir a por caramelos por el vecindario. Por no hablar de ese broche. Debe valer un pastón. Sé de antigüedades, aunque este se vea nuevo.
Deirdre les miraba sin comprender. Ella solo hablaba gaélico irlandés. Aquellas personas hablaban en inglés a unas cosas rectangulares que emitían luz, sonidos, y vibraban.
—Es una lástima —dijo O'Riordan— tendremos que llamar a asuntos sociales. No podemos tenerla aquí por mucho tiempo si nadie la reclama.
Sarah Mitchell se acercó a la niña. Le había sacado un chocolate de la máquina de cafés y le había traído un sándwich. Deirdre la míró con inocencia y casi sonrió. Sus lágrimas se habían secado. Entonces, una voz llamó a O'Riordan y Mitchell, dejando sola a Deirdre. Cuando volvieron cinco minutos después, no había rastro de la niña. Tampoco del sándwich, pero sí un vaso vacío. Se había bebido el chocolate. No la encontraron por ninguna parte.
Samhain, 1572
Ya era de noche y, Elman y Kean llamaban a su hermana pequeña, que se había perdido mientras buscaban setas. Estaban a punto de ir al pueblo para avisar a los mayores cuando Deirdre salió de una cueva, a la que llamaban La Cueva del Tiempo. Tenía algo en la mano envuelto en algo transparente que no habían visto jamás, un sándwich de atún y mayonesa. Se lo comieron y acordaron guardar el secreto.
La ilustración es preciosa, enhorabuena Noelia.
Saludos Insurgentes