Hace años que los realitys al uso dejaron de tener impacto social y no conseguían captar audiencia. Las historias de amor que surgían entre los concursantes, que antes movían masas para conocer qué pasaba entre los enamorados y, sobre todo, las peleas encarnizadas que subían los ratings de audiencia hasta niveles nunca vistos, ya no sorprendían al púbico y tuvieron que pensar en una nueva vuelta de tuerca.
Esa decisión de los productores fue el primer detonante que hizo que hoy estuviera aquí, escondido de los otros dos concursantes que quedan en este recinto, pero a la vista de todo el país en sus televisores.
Soy participante de la primera edición de “Soldados en condena“. Hace dos meses que me encerraron aquí junto a otras doce personas en esta macabra vuelta de tuerca a los realitys, para volver a conseguir el favor de la audiencia.
Todos los participantes tenemos algo en común, estamos condenados por el Estado a la reinstaurada pena de muerte y nos han encerrado aquí para que el país vea como acabamos los unos con los otros, hasta que uno quede vivo y reciba el premio final, recuperar su vida.
La diferencia entre mis compañeros y yo, es que mi condena fue un apaño entre la productora y el Estado. Mi pareja durante años y productora del programa, me sorprendió leyendo un documento en el que se veía que todo estaba amañado, y que Andrew Smith, gracias a sus influencias, sería el preso que conseguiría su libertad. Él tendría un auricular por el que sabría donde estarían el resto de participantes y así acabaría con ellos.
Tras esto se orquestó una trama en la que acabé condenado y como concursante número 13 del reality. No tengo pruebas ni nadie me creyó, pero voy a salir de aquí.
Relato macabro e ingenioso!
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes.