Querida Rosita:
Hace diez años dejé que decidieses tu destino y corté el fino hilo que nos unía desde el nacimiento. Creí en ti cuando anunciaste que querías ser escritora. Regreso y, lamento decirte, que no te reconozco, tengo enfrente a una mujer que jamás pensé que llegarías a ser.
En tu última carta presentí que andabas perdida entre las sombras de los personajes que nunca lograste hacer famosos, y me preocupaste. Estoy aquí para ayudarte, no para entrometerme en tu vida.
[Un día después].
¿Mezclas cereales con cerveza? ¿Esa pizza margarita la has devorado tú sola?
¡Mírate por un segundo! Obesa, descuidada y guarra. ¡Que te has vuelto una auténtica cerda, hija!
¿Cuánto hace que no te duchas? Aquí apesta a muchas cosas. ¡Abre la ventana al menos de vez en cuando!
¿Y este chándal? ¡Por favor, tú que eras la envidia de la pandilla! Siempre a la última, marcando tendencia, con ese tipito de chiquilla incluso cumplidos los treinta.
Ahora, debo ser sincera, me das pena. ¡Mírame a mí, tú yo del futuro! He triunfado y gano una fortuna, soy una novelista de éxito. Me mantengo en forma y los hombres comen de mi mano. ¡Me sobran los amantes, chica!
Por suerte nos separamos a tiempo y no me arrastraste a este submundo en el que vegetas y te recreas en tu desgracia.
¿Dónde están tus novelas? ¿Qué basura has publicado en diez años?
A ver si encuentro alguna con tu nombre entre este revoltijo de papeles y ropa. Espero que para la foto de portada te arreglases un poquito. ¡Tu editora debe alucinar, si aún continúa cargando contigo!
¡No, Rosita! ¡Quieta!
¿Qué haces con ese espray gigante? ¡Para! ¡No soy una cucaracha! ¡No soy una...!
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Enhorabuena!
La descripción del personaje es perfecta, enhorabuena María.
Saludos Insurgentes.
Buena historia. Votada queda.