Me llamo Dorothy Hobbs y tengo dos preciosos hijos, mi marido murió hace un año luchando por este país en la frontera de Maine. Hoy estoy aquí, en vez de con mis chicos, porque hace dos noches me sacaron arrastras de mi casa, después de pegarme una paliza delante de mis hijos y, con lo que quedaba de mi camisón aún puesto, me acusaron de brujería. Después de los dos últimos días en la cárcel supongo que el brumoso cielo de hoy les ha hecho pensar que era un buen día para encender la hoguera.
Pero antes de que me convirtais en polvo, quiero dejar claro que nunca pediré perdón a nadie por ser mujer. Ni por cuidar de los enfermos. Y si eso es lo que significa ser bruja, entonces soy totalmente culpable.
Estamos cansadas de la oscuridad, de ser simples posesiones masculinas. Sin nosotras no existiría la humanidad, nosotras hemos dado a luz a esta realidad y somos parte de ella en misma medida que los hombres.
Todos los que estáis aquí delante, matando a inocentes con el fementido pretexto religioso, solo series recordados como simples asesinos, pero nosotras pasaremos a la historia como la llama de la revolución.
Porque por mucho que creáis que nos silenciáis matándonos, esta lucha no terminará con nuestras cenizas, ya que el fuego de estas piras será la luz que guiará a todas las mujeres venideras.
Reivindicar es de sabios.
Buen relato
Saludos Insurgentes