Cuando Lucas vio a Paco cruzar la gatera se sintió extrañado. La casa tenía unas normas e incumplirlas conllevaba un castigo. No excederse, no robar y no cruzar la gatera. Al otro lado estaban las cámaras, los guionistas y el director. También había una sala para emergencias. Así que pensó que habría tenido una urgencia.
La noche anterior, todos menos Paco habían bebido la leche que les habían servido. Lo supo porque recordó el vaso lleno cuando tuvo que correr hacia el baño para vomitar. Así que, preso de las pesadillas, despertó para comprobar como todos dormían pero la cama de Paco estaba vacía y la luz del baño estaba apagada. Al rato le escuchó llegar, arrastrándose desde la gatera y metiéndose en la cama para dormir hasta que los altavoces les despertasen de nuevo.
Aquel día Paco perdonó a Cristina y Cristina se marchó a la calle. El día que repartieron privilegios, Paco acertó las preguntas y se libró de la expulsión. Por ello, la noche que volvió a escuchar abrirse la gatera, Lucas se arrastró hasta donde pudo poner el oído y les escuchó hablar de cómo estaban montando los videos para favorecerle.
Esa mañana amenazó con contarlo todo. Le trataron con displicencia y le hicieron caer en el sonrojo cuando en el directo de la noche sacaron media docena de videos para dejarle en ridículo delante de todo el país.
Así que, cuando se salvó de la expulsión, en lugar de dar las gracias dio una primicia.
- Todo está amañado para que gane Paco.
La emisión se cortó y, cuando regresó, Lucas ya no estaba y el presentador se excusó diciendo que había habido un error en el recuento. Paco no ganó, no fuesen a generar perspicacias, y de Lucas nadie ha vuelto a saber nada.
Quiso hablar, pero lo pagó caro.
Saludos Insurgentes.