«La Española»

- ¿Cuánta comida nos queda? 
- Para día y medio, capitán. 

Océano Atlántico. Día 54 de viaje. Cuando planeamos el viaje a las Indias apuntamos menos días. Menos mal que cogimos víveres de sobra. Nos metimos en las profundidades del mar y no somos capaces de salir. Hemos llegado a pensar que navegamos en círculos, porque no avistamos tierra. 

La tripulación empieza a pasar hambre. Hemos pasado de comer dos veces al día a comer una vez cada dos días. Y solo sopas de pollo. Bueno, el pollo no le ve nadie. Menos mal que tenemos pan…

Algunos hombres han organizado un motín. Pero se han dado cuenta de que el capitán no oculta nada. No hay comida. Bebida queda poca. A mañana no llegamos

Los responsables de las velas se han tirado al mar ante la inminente muerte por deshidratación y desnutrición.

Los encargados de la despensa y la cocina se han suicidado con los cuchillos que han encontrado.

Cada vez quedan menos tripulantes. Solo el segundo de a bordo, el capitán y el enviado real quedan en pie. Siempre en el barco. Aunque por mandato de la Corona no pueden abandonar la nave mientras la bandera esté izada.

- Cristóbal, Cristóbal, tierra, tierra. Hemos llegado a las Indias.

- No son las Indias, mi segundo. Mire esos árboles. No es nada de lo que conocemos hasta ahora.

- Qué lástima que solo lo podamos ver nosotros tres. El resto de la tripulación habría disfrutado mucho de estas playas.

- Por una parte… mejor. Así tenemos para nosotros solos esta maravilla marrón. ¿Cómo dices que lo llaman los nativos?

- Xocolatl, Cristóbal.

- Pues con pan es una maravilla. La mejor merienda de mi vida. Y con estas vistas del atardecer. Voy a llamar a este territorio… La Española.

- Qué ingenioso, capitán. No se me habría ocurrido nunca.