El joven marinero observaba a la multitud de aquel antro y su incesante griterío, mientras movía un vaso de vino como si aquello pudiera mejorar su calidad. Giró la cabeza debido al sonido de cristales rotos, y al regresarla encontró frente a sí a un viejo de sombrero enorme para cabeza demasiado pequeña.
—¡Por todos los…! Lárguese, abuelo. La mesa de compañía se encuentra junto a la tina.
—Vaya, ¿un mal día?
—Digamos que debería estar viajando en barco hacia el oeste, pero quedé degradado, "gracias" a mi escasa experiencia.
—La experiencia sin experiencia se ahoga.
—Como yo…
—Quizás no. Hagamos un trato.
—Abuelo...
—Una historia que cambiará tu vida, y solo te costará un vaso de vino.
—Ojalá sea digno. Dele —dijo el joven marinero, entregando su vaso.
Un año atrás, el viejo navegó con su tripulación al sur de las Indias, buscando rutas inexploradas donde encontrar riqueza. Tras pisar tierra, una tribu les recibió, ofreciendo víveres, piedras preciosas y oro. Al poco, la tripulación empezó a comportarse de manera extraña, trabajando de sol a sol, o comiéndose a sí mismos cuando enfermaban. Asustado, el viejo logró escapar y emprender en solitario la travesía de vuelta.
—Negocié mi vida con La Muerte al menos seis veces, y tras mi regreso relaté esta historia a quien quiso escuchar. Desde entonces, incontables barcos han partido…
—¿Y qué fue de ellos? —preguntó entusiasmado el joven marinero.
El viejo chasqueó tres veces los dedos de su zurda, realizando al unísono varios giros de muñeca. De pronto, la cantina quedó en silencio, mientras su gente, de pie e inmóvil, permanecía girada hacia ellos.
—Lo cierto es que ninguno abandonó la costa. Ninguno, porque nosotros llegamos primero.
El viejo golpeó la frente del joven con una mano. Entonces, su cuerpo dejó de ser suyo, tanto como su voluntad, invadido por el irrefrenable deseo de obedecer a su nuevo amo.
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes.
😉👍🏼