«Maldición»

Le conté que me acababa de mudar a la zona y que era escritor, que mi primera novela romántica fue un éxito, pero que las dos últimas que escribí fueron un fracaso. Ella era una chica fascinante. Cuando le conté lo de mi fracaso amoroso, ella dijo:

—La lealtad es una mierda porque casi todas las personas acaban siendo unas traidoras y el amor también es una mierda porque te van a traicionar igual.

Salió el tema de la comida, resultó que era vegana. Yo le dije:

—A mí me gusta la carnaca. Nada de verde y nada de mar, carnaca.

—Tendrás el colesterol por las nubes —añadió.

—Qué va...

—Pues quizás deberías de volver a escribir algo romántico para que te vaya bien.

—Será buena idea añadirle algo de romanticismo. A ver si tengo suerte y las cosas me vuelven a ir bien.

—No sé, deberías de escribir sobre un tipo que encuentra el amor de su vida o algo por el estilo, una cursilada, pero al final parece que es lo que vende.

—Sí, la verdad es que tienes razón. Yo sinceramente pienso que el amor de nuestra vida no existe. Es un cuento que nos han contado siempre, lo de encontrar el amor de tu vida y todo eso... Ni el amor creo que exista del todo.

—Tienes toda la razón, estoy harta de oír esa mierda de la media naranja. Bueno, esa es mi casa —dijo señalando un portal que había frente a nosotros.

—Bueno, hasta luego, encantado.

—Igualmente, hasta luego. Ya nos veremos.

—Seguro que nos vemos.

Cuando me marchaba, caí en la cuenta de que no nos habíamos dicho nuestros nombres, me giré y le dije:

—¡Ah! ¡Por cierto me llamo Juan!

—¡Yo me llamó Vicky!

Pensé "Mierda, no podía tener otro nombre".