Querido Marc:
Qué placer escribirte unas palabras después de haber disfrutado de un verano embriagador. Sentí la necesidad de expresarte los sentimientos que han aflorado en mí tras haber compartido estas últimas semanas contigo.
Al comenzar el verano me instalé en el apartamento familiar para evadirme de todos mis pensamientos negativos. Necesitaba alejarme de mi entorno y empezar de nuevo en mi querido Mediterráneo. Mi vida ha sido una cadena de errores, de esos de los que no quieres reconocer hasta que te introduces en un bucle sin encontrar la salida. Sin embargo, el descanso frente al mar me ha abierto el portal hacia la esperanza para distinguir un nuevo rumbo en mi vida. Un hermoso sendero con nuevas experiencias.
La noche en que nos volvimos a ver después de tantos años, recuerdo que permanecí sentada en la playa durante horas, recibiendo la brisa marina mientras escuchaba el sonido de las olas al deslizarse en la orilla. Esos instantes tan placenteros no se olvidan. Según avanzaba el tiempo, la ansiedad que comprimía mi pecho, desaparecía en el mar para que la paz volviera a mí. Las caricias de la arena en mi piel, fue el consuelo que mi apenada alma precisaba. Después de estos momentos de superación emocional, apareciste tú. Parecía que mi bienestar llamó a tu puerta para colarse en mi corazón. Tu sonrisa terminó por reanimar a esa mujer desconsolada, pues mi corazón latió feliz al volverte a ver.
Hemos compartido momentos muy agradables; la paella que nos comimos en el paseo marítimo con los amigos de nuestra infancia, los bailes alocados en la discoteca, esos apetitosos helados al atardecer, y no olvidar las risas tras unas copas de más mientras caminábamos por la playa. Qué momentos, ¿verdad? Los retengo en mi memoria y acuden a mis pensamientos como un sueño entre las estrellas, o un caminar en un valle de flores mientras el aire acaricia mi rostro. Estas son las fantasías que provoca el poder del amor en mi mente.
La verdad que ha sido un verano extraordinario del que siempre recordaré. Tus caricias y tus besos bajo la luna, me han recordado que sigo viva y debo exprimir cada segundo. Has logrado que supere mis inquietudes y temores, por eso quiero agradecértelo. No pienses mal, no te escribo para pedirte que sigas conmigo. Nuestros momentos han sido especialmente maravillosos, las noches de amor desenfrenado que nos enloquecían entre las sábanas todavía me hacen vibrar en mis sueños, aun así, sé que pertenecen al pasado. Quedarán en mi recuerdo para seguir con mi vida con otra perspectiva. Mis planes han sufrido un cambio tras la última noche frente al mar.
Te preguntarás por qué te manifiesto todo esto. Pues déjame aclararte porque tiene su explicación:
En la cena de la última noche, cuando te levantaste al recibir aquella llamada, yo me dirigí hacia el baño del restaurante. No te percataste de mi presencia por lo tanto hablaste con total naturalidad y libertad. Escuché cómo seducías con tus palabras a tu oyente. Entendí que alguien te esperaba en un hogar, ese alguien deseaba verte pronto, te añoraba. Me acerqué a la mesa y me despedí del resto del grupo como si me hubiera surgido un inconveniente, no di explicaciones. Pensé que lo mejor sería desaparecer sin más. Ahora entenderás el por qué no pude despedirme esa noche. Me demostraste una vez más que no debo confiar en ti. Aun así, me siento bien, no importa. La vida sigue.
Lo que sí me entristece son los sentimientos que deben estar brotando en tu pareja. Esta mañana me comuniqué con él, con Carlos, tengo que reconocer que me esperaba una voz femenina, pero bueno eso no es relevante, le pregunté por ti y me contestó que te encontrabas de viaje. Hemos tomado un café y creo que lo más justo es que sepa la verdad, así que, se lo he explicado todo con pelos y señales. Lo siento Marc, debes aprender que las mentiras acarrean consecuencias.
Carlos y yo hemos acordado una cita para cenar esta misma noche. Tal vez nos convirtamos en buenos amigos, o en algo más ¿Quién sabe?, me parece un hombre muy atractivo. Espero que no te importe. Sería un placer que asistieras al acontecimiento pero entiendo que por cuestiones laborales, además de la distancia que nos separa, no sería posible.
Tengo entendido que mañana sale tu vuelo desde Londres, no te aseguro que Carlos te espere en casa cuando llegues. Sus emociones se manifestaban algo crispadas y me ha comentado que necesitaba tomar una copa, posiblemente más de una. Entre sollozos le he entendido que también prepararía su maleta y que si podía dormir en mi casa, y como soy una excelente anfitriona he aceptado su propuesta, invitándole a quedarse todo el tiempo que necesite.Que disfrutes de tu viaje de vuelta. ;-)
Un saludo.
Isabel.
P. D: Se me olvidaba comentarte un detalle sin importancia, estoy embarazada.
Y magnífico escarmiento a Marc!
El giro final es brutal!
"¡Baby" a la vista, ahí es na!"
Saludos Insurgentes