«Un verano entre algo y otra cosa»

Suena el despertador a las 4:30 de la mañana parándose exaltada, es decir de un solo golpe del colchón aquella mujer definida por ser muy carismática, creativa, y calmada y un perfil semejante al de Marilyn Monroe, realiza los estiramientos y una oración por tres minutos dirigiéndose enseguida al baño haciendo pis, se lava los dientes con una pasta dental del Carrefour prosiguiendo a echarse agua fría por el rostro y sacarse las lagañas de los ojos y acomodarse las greñas. que parecen un nido de    pájaro, y aunque no se lo crean aplicarse el maquillaje aún en un estado  zombie, ya que es una de las leyes de su vida:antes muerta que sencilla. Luego realiza el chequeo previsto de las maletas:de ella y los peques, siguiendo la lista escrita en las notas del móvil. Acto seguido  prepara un café expreso de cápsula  Nestlé en la mini cocina (habitación del hotel) , ///
el cerebro reacciona dándose cuenta que se acaba de despertar y con la energía cargada procede a ponerse un vestido floreado de tirantes que llega hasta los tobillos junto con las chanclas de estilo. Luego aborda la misión de despertar a los peques: un niño y una niña de cabellos tan bellos como un sol y ojos de mar,de casi tres años, gemelos y la hermana mayor,una señorita de seis años y medio, risueña, pícara con un abundante y muy liso cabello castaño y unos deslumbrantes ojos avellana. Obviamente los despierta uno por uno, empieza por el varón,siendo este más mimosito, poco a poco , sin embargo no puede evitar que el peque abra los párpados algo irritado , y así entre dormido y medio llorando lo lleva al baño para que se lave la cara , haga pis , para luego sentarlo y poder calmarlo aplicando la estrategia de respirar tres veces, abrazarlo y explicarle que necesitan estar listos muy temprano para poder llegar a la playa, lo dice mientras lo mira a los ojos a la altura del niño. Al estar calmado procede a quitarle el pijama y lo va vistiendo, así es el proceso con las niñas,donde la de casi tres años reclama menos que la de casi siete años, teniendo como extra el cambio de pañales a los gemelos. Luego prosigue/ a tomar los equipajes dirigiéndose puntualmente a las siete y media de la mañana hasta el lobby,// donde los peques al ver a sus padres corren hasta ellos siendo recibidos con besos y abrazos, y durante unos diez minutos juegan supervisados por los adultos, mientras esperan/ al taxi. En tal sentido, así inicio aquel viaje durante siete días y casi ocho destacado por la palabra entre: entre empacar y desempacar, entre hotel y hotel, entre avión,tren y coches, donde la ejemplar babysitter tuvo que madrugar llevando acabo el super reto de salir sin retrasos teniendo el supuesto poder de "dominar el tiempo" en la aventura de aquel verano del dos mil veintiuno.