Viaje a casa. - Luz
Luz

«Viaje a casa.»

742 palabras
6 minutos
34 lecturas
Reto creativo «Historias de verano»
El viaje que no sale como esperabas. Siempre puede ocurrir. Una inesperada sucesión de desastres o un acontecimiento especial que lo cambia todo. Cuenta uno de estos viajes.
El viaje había comenzado siendo un caos. Salí de mi casa con una hora de antelación para coger un tren que me llevaría a pasar las navidades con mi familia. Unas navidades que iban a ser complicadas, unas fiestas duras y tristes en las que iba a necesitar el apoyo de los míos, pues hacía menos de setenta y dos horas que había enterrado a mi madre y no tenerla en la mesa ese año iba a ser un golpe muy duro. Mi madre había estado a mi cuidado los últimos dos años ya que la demencia había empezado a invadir su vida y, aunque no se la había arrebatado por completo, empezaba a necesitar ayuda en algunas tareas básicas. Para mí estaba siendo muy difícil despedirme de quién ha sido mi principal apoyo toda la vida y aun más ese último año, me ayudaba mucho tenerla cerca cuando mi marido tenía que ir a trabajar fuera y me tocaba quedarme sola con los niños. Esto puede parecer insignificante, pero para unos padres inexpertos puede ser todo un reto, para mí por tener que enfrentarme al pánico que me da quedarme sola con los mellizos y para él por la tristeza de tener que dejarnos, aunque solo sea por un par de días. Mi madre me ayudaba en eso, me sentía acompañada y refugiada pero ahora ya no está.
Salí de casa con unos cincuenta minutos de antelación, esto puede parecer bastante cuando vives a diez minutos de la estación pero parece ser que el tiempo nunca es suficiente cuando eres propensa a los desastres.
Iba tranquila porque tenía mucho tiempo, pero por el camino me di cuenta de que el billete que me daría el paso al tren ya no estaba en mi bolsillo y recordé que hacía un rato había sacado el móvil que estaba guardado en ese mismo lugar, dándole vía libre a ese estúpido pedazo de papel para huir de mis pantalones en busca de su libertad. También recordé que tenía un PDF con esos datos pero el destino se había propuesto hacerme una jugarreta y dicho documento no quería abrir, cuando el mismo día anterior había funcionado perfectamente. Empecé a desesperarme. Con una muy pesada maleta en un brazo, el bolso en el hombro y la bolsa llena de regalos en la mano, volver atrás me supondría mucho tiempo y dejar las cosas para buscar el billete sería olvidarme de ellas porque lo más probable es que me las robasen. Ahí fue cuando el pánico hizo de las suyas, se me escapó una de las asas de la bolsa y esta se rompió dejando mil regalos desperdigados por el suelo y haciendo que entrase en un bucle de culpa y angustia que no me ayudaba en nada. ¿A quien se le ocurre llevar los regalos en una bolsa de papel? Solo a mí.
Cuando recuperé la calma pedí una bolsa de plástico en una tienda que había cerca y tras recuperar mis pequeños paquetes envueltos con colores chillones fui en busca del billete perdido, que no quería poner de su parte y se negó a aparecer. Pude entrar en la estación y pasar hasta el control de seguridad gracias a la agradable mujer que, tras llorar y suplicar, me dejó pasar solo con el comprobante de pago, pero cuando conseguí recuperar mis maletas de la máquina de rayos y pasar por el arco de seguridad el tren acababa de partir, dejándome destrozada y en tierra.
Supongo que la situación que había vivido en los días anteriores no ayudó y solo supe llorar y llorar mientras me dejaba caer en una de esas sillas que tienen allí para los que si que esperan algún tren, sin pensar en los que somos más de perderlos.
Obviamente este es un problema con solución, compré otro billete y subí en el siguiente tren rumbo a mi ciudad natal, pero el desasosiego que sentí en ese momento es algo que recordaré siempre.
Una vez en el tren, ya de camino, más tranquila y a solo cinco horas de mi padre y de mi hermano y tras haber hablado y llorado con mi marido que ya había llegado el día anterior con los niños, solo podía pensar en tres cosas; que cambiaría mi pesada maleta por una de ruedas, que los problemas es mejor afrontarlos con calma y que la familia siempre te espera aunque pierdas un tren, mil, o los que sean.
Luz
Intento de escritora. Amante de los libros y del arte en todas sus vertientes. Estoy aquí porque…
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elinsurgentecalleja
05 jun, 18:56 h
Bonita historia, llena de amor, tristeza y ternura.
Saludos Insurgentes
Luz
06 jun, 13:47 h
Muchas gracias, un saludo
María Aguilar
09 jun, 14:56 h
Así es.... Que bonita historia, me he podido imaginar toda la historia... Felicidades Luz
Elvira.lopu
13 jun, 09:31 h
Muy bonita descripción llena de ternura.
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