Mi hermana dice que mi madre la mató. Mi madre dice que yo no tengo ninguna hermana.
No sé si serán sus ojos verdes, o la calidez de su piel, o su sonrisa inocente, pero la creo. Ya casi se me han olvidado los cardenales de sus muñecas y el olor de su sangre seca sobre su cuello.
Ese olor, aroma a sangre ya no me confunde, ya estoy acostumbrado a esta rutina.
Quizá repito patrones e imite a mi madre, o quizá sea verdad que nunca tuve una hermana.
Me escondo, ataco, me alimento.
Esta noche… esta noche es diferente. Es el momento en el que la fina línea entre el mundo que vemos y el que no vemos se acorta todavía más.
Noto un olor que me atrae por encima de cualquier cosa. Escucho unas pulsaciones que se aceleran. Tal vez sean las mías.
Salgo del callejón, me abalanzo sobre mi comida y disfruto cada segundo. Noto su pulso en mis labios, el olor a hierro en mi cuerpo, su respiración en mi aliento y sus recuerdos en los míos. Termino, y me alejo de mi presa dejándosela a los lobos, para subir de nuevo a mi casa.
Sólo una noche, dijo la enfermera. Sólo en Halloween, apostilló el Doctor. En el psiquiátrico lo saben, y me conceden esa libertad.
Alguna ventaja tenía que tener haber sido declarado demente en el juicio. Cómo lloraron en ese momento las familias de esas 31 niñas.
Al llegar me ducho, me pongo el pijama y dejo que me aten a la cama, como siempre. Esta noche saben que dormiré tranquilo, con cierto empacho, así que no me inyectan sedantes. Lo que no saben es… que todavía tengo hambre, y que no quiero dormir aquí ni una noche más.
Enhorabuena.
Tienes madera para el terror
Felicitaciones 👏🏻👏🏻
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