«Querido Zurdo»

"Si estás leyendo esto, significa que he emprendido el viaje.

Hemos estado juntos desde el principio de los tiempos, eres mi hermano, mi reflejo, pensar en separarme de ti me produce un inmenso dolor. Pero no puedo más con esta vida, me he cansado de ser un siervo. Nosotros somos primordiales, los Protectores del Pie, y todo el mérito se lo llevan esos engreídos zapatos.

Te preguntarás como he podido escaparme. Cuando el Hombre vino a llevarnos a la Máquina Giratoria, me escondí en lo más hondo del Cajón de los Guardianes Usados. Desde ahí abajo pude ver como te cogía y te alejaba de mí, separados por primera vez, por última vez, para siempre.

Me marcho, hermano. Esta vida no es para mí. Otros propósitos me aguardan, tal vez una funda para gafas, para un móvil, o incluso el títere que le de lecciones de vida a un pequeño gamberro... Y aunque mi aventura no llegue a buen puerto, y acabe como el juguete de morder de un perro callejero, prefiero morir libre que vivir encerrado.

Solo hay algo que me ata a este lugar, Zurdo, y ese eres tú. Suplico tu perdón, hermano, por despedirme con letras y no con voz, pero temía que al verte toda mi voluntad se esfumase.

Oigo que la Máquina está dejando de girar. No me queda mucho tiempo, debo marcharme antes de que el Hombre regrese. Adiós Zurdo, mi hermano. Deséame suerte en mi viaje tal como yo te la deseo en tu permanencia.

Eternamente tuyo,

Diestro”.

Dejo la nota donde sé que Zurdo la leerá, y me arrastro a la ventana providencialmente abierta.

Apoyado en el borde, inspiro profundamente. Atrás dejo el pasado seguro, delante aguarda el futuro incierto. Y en el umbral abandono mis miedos.