«Tus viejos calcetines»

Soy tus calcetines, esos que están desgastados, que han forrado tus pies durante largo tiempo, acompañándote en tus largos caminos, y que han soportado tantos movimientos y tantas caminatas...

Soy tus calcetines ya dados de sí, flojos y desgastados. He acompañado a tus pies durante muchos años y soportado el ensuciarme y volver a lavarme una y otra vez. El trascurso del tiempo, y los tan necesarios y sucesivos pasados por agua que he tenido que realizar una y otra vez para mantenerme limpio me han desgastado.

Soy tus calcetines que ya no aguantan más y caen lánguidos sobre tus tobillos, deslizándome hacia abajo, amontonándome en tu zapato, vuelvo a molestarte una vez más y tú me estiras hacia arriba, más vuelvo a caer amontonándome debajo de tus pies, perturbándote otra vez.
Soy tus calcetines desgastados por el tiempo, flojos, dados de sí y lánguidos, me dejo caer cada vez que te descalzas y te desvistes volviendo a incomodarte.

Soy tus calcetines desgastados por el tiempo, flojos, dados de sí y lánguidos que se dejan caer y se pierden entre las sábanas de tu cama.
Perturbándote, incomodándote, me buscas una y otra vez, y no logras dar conmigo, me hundo entre las sábanas y me pierdo en las profundidades de tu cama. A veces incluso alcanzando el suelo, a veces logras conservar una parte de mí, pero la otra se queda perdida y me buscas y me buscas en la inmensidad de las sábanas, pero no logras dar conmigo, me encuentras en el suelo una vez más. Te logro sacar de quicio una vez más, te vuelvo a perturbar, y decides que es hora de tirar estos viejos calcetines desgastados por el tiempo, para sustituirlos por unos nuevos.